Reformista en Madrid

Tu reforma sin complicaciones

Te voy a contar algo que casi nunca se dice en la presentación de las webs de empresas.

Yo no elegí ser albañil por vocación. Lo elegí por necesidad… y vaya si fue una elección que cambió mi vida.

Tenía 17 años. Hormonas en ebullición, más ganas de impresionar a una chica que de abrir un libro, y un padre que no se andaba con rodeos: “O estudias o te pones a trabajar. En esta casa no mantenemos zánganos”.

Así que como te puedes imaginar me toco ponerme a trabajar.

Mi padre tenía una pequeña empresa de construcción. Familiar, de las de toda la vida: él, su socio, dos primos y una furgoneta donde cada herramienta contaba historias de sudor, obra y oficio. Entré para sacarme un dinerillo y poder pagarme el carné de conducir. Y sí, también para invitar a alguna chica a cenar.

Lo que no sabía entonces es que ese primer saco de cemento que mezclé sería la primera piedra de algo mucho más grande.

reformas Palpin Madrid
De obrero a gerente (sin perder lo que importa por el camino)

Han pasado más de 30 años desde aquel primer día limpiando reglas manchadas de yeso.
He pasado por todas las fases: peón, ayudante, oficial, chófer de la empresa (mí padre nunca se sacó el carné), secretario de la empresa (porque desde que tuve mi primer ordenador era yo quien pasaba los presupuestos a limpio).
Aprendí todo lo que sé en la obra, al lado de mi padre y mis primos, en esas mañanas en los que el aliento salía blanco y los pies no entraban en calor en todo el día. O esos días de verano donde el sol caía a plomo y cada ladrillo que cogía te recordaba que ni con 40º el oficio es negociable.

En esa época hacíamos chalés unifamiliares, totalmente personalizados, el cliente nos daba un solar, y meses después estaban estrenando casa, con el timbre instalado y olor a pintura nueva.

Aunque también aproveché esa época para recibir formación sobre mi oficio, en la obra, junto a mi padre fue donde aprendí lo que no enseñan en ninguna escuela: a mirar a los ojos a un cliente, a cumplir lo que prometo, y a entender que una reforma no es poner bonito un espacio… es cambiar la manera en la que una familia vive.

Tomé el relevo de la antigua empresa familiar cuando mi padre se jubiló (allá por el 2014), y desde entonces he convertido aquella constructora tradicional en una empresa de reformas moderna, ágil y eficiente, pero sin perder lo más importante: los valores con los que crecí. El compromiso, la palabra dada y la satisfacción de ver que un cliente vuelve a contratarme o recomendarme a sus familiares y amigos. Eso no se compra, se gana. Y esa es la mejor señal de que estoy en el camino correcto.

Actualmente Construcciones Palpin está formada por Artur y yo. Artur lleva siendo mi mano derecha desde 2006, es ese tipo de compañero que no necesita que le digas las cosas dos veces porque ya sabe cómo las harías tú. Entre los dos, y con la ayuda de un equipo de profesionales de confianza que se encargan de los trabajos auxiliares y que entienden que lo “más o menos bien” no entra en nuestro vocabulario, reformamos viviendas como si fueran nuestras: con mimo, respeto por el cliente y obsesión por los detalles.

¿Y por qué te cuento esto?

Porque podrías contratar a cualquiera. Podrías pedir tres presupuestos (te aconsejo que lo hagas) y quedarte con el más barato (ahí… mejor no te digo nada). Pero si vas a confiarme la reforma de tu casa —ese lugar donde cenas con tu familia, sueñas tus proyectos o ves crecer a tus hijos—, quiero que sepas quién soy.

Podría decirte que somos líderes en el sector, que usamos materiales de primera y que tenemos cientos de clientes satisfechos. Pero prefiero contarte la verdad:

Soy alguien que lleva toda la vida dedicándose a esto. Que se ha dejado (y se deja) la espalda y el alma en cada reforma. Y que va a tratar tu casa como si fuera la suya.

Porque una buena reforma no depende de slogans ni promesas vacías. Depende de que tú sepas lo que quieres… y de que quien lo haga, sepa cómo hacerlo y, sobre todo, por qué lo hace.

Obras Integrales en Madrid

Por eso, en lugar de llenarte la pantalla de frases bonitas y fotos de catálogo, prefiero que conozcas que puedo ofrecerte antes de que tomes una decisión.

Lo que puedo ofrecerte es:

¿Tú también crees que una reforma debería hacerse con cabeza y corazón?

Entonces hablemos.

Pídeme presupuesto o escríbeme para agendar una visita.

Te prometo que será el primer paso hacia un hogar que te emocione cada vez que cruces la puerta.

¿Quieres saber de reformas?

8 de cada 10 españoles sueñan con reformar su casa al menos una vez en la vida.

Las molestias y el estrés que ocasiona hacen que solo 4 de esos 8 se decidan a hacerlo.

¿Te gustaría ser una de esas 4 personas que deciden hacer una reforma sin equivocarse?

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